Llevamos ya casi un mes desde la vuelta al cole y cierto es, que la situación actual está llena de incertidumbres. Vemos posibles peligros y nuestro cerebro reacciona como biológicamente está diseñado: activa el sistema de alerta. Esto a corto y largo plazo puede generar estrés, ansiedad, pensamientos obsesivos, insomnio… tanto en los peques como en nosotros los adultos.

La vuelta a las aulas debería ser un momento positivo y de ilusión, y no algo peligroso; por lo que lo primero que convendría hacer sería explicarles la situación actual y lo que ocurre con el virus, por supuesto adaptando la explicación a la edad del menor, para después enseñarles las medidas de seguridad y cuidados que tendrán que tener. De esta forma, les transmitimos tranquilidad a la vez que precaución y prudencia.

Para conseguir transmitirles tranquilidad, nosotros también debemos estar calmados en la medida que podamos, la autorregulación emocional de los progenitores es imprescindible en estos momentos. Reducir el consumo de información sobre la pandemia, ejercicios de relajación profunda, respiraciones, parada y control de pensamientos, entre otros recursos, pueden ayudarnos a paliar síntomas de ansiedad y estrés, y conseguir que el mensaje que reciban los niños sea de seguridad y no de peligro constante.

Quizás podríamos hablar con ellos acerca de lo que les parece esta nueva situación, esta nueva vuelta al cole, envuelta de mascarillas y geles hidroalcóholicos, de los confinamientos, y de las restricciones sociales, ver con ellos que cosas podemos seguir haciendo o cómo vamos a reinventarnos de alguna manera mientras dure esta situación. Especial atención a nuestros adolescentes. Que aunque parezca que “todo va bien”, su especial tendencia a distanciarse de los padres por la edad en la que están, nos hace más difícil si cabe comunicarnos con ellos, y es por tanto ahora, un momento dónde tengamos que estar más pendientes si cabe de ellos.

Sería conveniente, hablar y validar sus emociones, cuando hacemos esto, estamos favoreciendo la “ventilación emocional” tan importante para  renovar el aire que fluye por nuestro cuerpo y mente y así de esta manera evitar que las emociones como la tristeza, la rabia, la preocupación se queden bloqueadas en nuestro interior. Esto a veces puede dar mucho miedo porque pensamos que si hablamos de ello, le estamos dando importancia y por ese mismo motivo, vamos a acentuar dichas emociones en los demás o bien en nosotros mismos. Lo que la gente no sabe es que las emociones no permanecen de forma inalterable indefinidamente, las emociones vienen y van, como si de una ola se tratase, aparecen, van in crecendo y cuando han alcanzado su punto álgido, descienden hasta desaparecer para dar lugar a otra emoción o bien otro estado. Por eso mismo, si permanecemos y surfeamos la ola, veremos que todo pasa, y tendremos mayor capacidad para regular nuestro estado emocional y el de otros.