Los seres humanos tenemos como objetivo adaptarnos a nuestra realidad y sobrevivir de la manera más óptima. Uno de los medios que utilizamos para ello son nuestras emociones; son automáticas, funcionan como sensores internos de nuestras necesidades y rápidamente nos avisan de lo que ocurre a nuestro alrededor. Todas ellas tienen una función sana y esencial para nuestro bienestar, nos ayudan a actuar.

Actualmente, la situación de amenaza e incertidumbre a la que nos enfrentamos nos provoca una especie de montaña rusa emocional, en la que sentimos muchas emociones seguidas. Todas estas reacciones son normales y adaptativas a los tiempos de confinamiento y preocupación que vivimos. Es adaptativo que esta situación nos provoque miedo, ya que esta emoción nos ayudará a ser cautelosos y protegernos, a no salir de casa para lo estrictamente necesario y tomar las medidas sanitarias pertinentes para no poner en riesgo nuestra vida y la de los demás.

El problema viene, quizás, cuando el miedo nos desborda, nos bloqueamos y tenemos la sensación de que nada podrá protegernos. Podemos llegar a sentirnos realmente vulnerables y empezar a adoptar conductas, como consumir información sobre el COVID-19 de manera compulsiva o mostrarnos realmente ansiosos con la posibilidad de contagiarnos y contagiar a los demás a pesar de estar siguiendo las indicaciones de seguridad.

El miedo en sí no es malo, pero puede llegar a ser disfuncional en la medida en la que lo gestionamos de forma inadecuada; y en lugar de cumplir la función de mitigar la amenaza y protegernos nos abre la puerta al descuido y a paralizar nuestra vida.

Es por ello, fundamental valorar cuánto alcance tiene el miedo en nuestra vida, ya que, si nos afecta de una forma significativa a nuestra tranquilidad, a nuestras relaciones con los demás, a nuestras tareas del día a día, irrumpe de forma impredecible y nos impide notoriamente nuestro funcionamiento normal, entonces sería adecuado plantearnos el buscar ayuda profesional. Normalmente, estos miedos irracionales o excesivos no aparecen de un día para otro, suelen tener su origen en el pasado y se activan con situaciones de estrés agudo como puede ser el COVID 19

En Hermosilla98 contamos con Psicólogas Expertas en este y otros temas, consúltanos y solicita una 1º Entrevista Informativa Gratuita en info@hermosilla98.com o bien en el 91 435 87 23/675 53 96 33. ¡¡¡Estaremos encantadas de ayudarte!!!

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