El 10 de septiembre se celebró el Día Internacional de la Prevención del Suicidio, y desde Hermosilla98 queremos alzar nuestra voz de forma ética y responsable para concienciar y aportar nuestro grano de arena sobre esta problemática tan presente en nuestra sociedad actual y, a la vez, tabú.
Pese a la escasez de estadísticas actualizadas sobre ello, los pocos datos que existen muestran una realidad preocupante; se trata de una de las causas de muertes más frecuentes en el mundo, inclusive en nuestro propio país, y se cree que la tendencia va en aumento.Lo mismo ocurre con los intentos autolíticos, más numerosos en cifras, que los propios suicidios consumados. Condiciones sociales y comunitarias como el desempleo motivado por la recesión económica o la dificultad de acceder a servicios relacionados con la salud mental, unido a otras factores de índole personal como padecer enfermedades físicas crónicas, padecer depresión o trastornos mentales graves, baja autoestima, falta de una red social de apoyo familiar y social, impulsividad, vivir situaciones de separaciones, violencia o muertes cercanas,entre otros, se consideran factores de riesgo para perpetrarlo.
lo fundamental es centrarse en la persona que tenemos delante.
Cuando una persona decide consumar este acto, lo hace en un estado de desesperanza vital que le impide encontrar alternativas para resolver su situación de otra manera, por lo que el suicidio se vuelve una vía de escape al gran sufrimiento que siente.
¿pero qué podemos hacer si alguien cercano nos comunica que ha pensado en ello?
- Al contrario de lo que comúnmente se cree, hablar del suicidio no incita a que lo realice ni lo hace más probable. Cuando una persona cuenta esta situación es normal que nos genere miedo o angustia abordar esto, pero también es una oportunidad para que la persona pueda desahogarse y se sienta escuchada y comprendida por nosotros. Es aquí cuando será adecuado buscar ayuda profesional, y recomendar a dicha persona la asistencia a un psicólogo o incluso ayudarle a buscarlo y/o cerciorarse de que está acudiendo. No hay que minimizar NUNCA dichas verbalizaciones.
- No juzgar ni minimizar sus intenciones ni su manera de pensar. Aunque nosotros no compartamos sus motivos ni su forma de actuar, debemos comprender que realmente está atravesando una situación muy complicada y NO se tratan de llamadas de atención.
- Responder con calidez y empatía. En la medida de lo posible, evitar frases hechas : “hay personas con peores problemas”, “la vida es muy bonita”; es más útil mostrar alternativas de solución para cambiar su situación con amabilidad y respeto, aunque sean mínimas. Lo más probable no es que deseen acabar con su vida, sino evitar el sufrimiento que una situación les genera.
- Brindar nuestro apoyo, hacerle saber que no está solo y que queremos ayudarle,mostrarnos disponibles. Proporcionarle la posibilidad de asistir a recursos terapéuticos para que reciba ayuda profesional.
Si empezamos a responder desde nuestro entorno más cercano con una actitud colaboradora y dispuesta a abordar estos temas, quizás poco a poco la sociedad minimice el estigma y el miedo a hablar sobre ello, de manera que se movilicen recursos y medidas para aquellas personas que se plantean acabar con su vida y podamos de esta manera revertir esta situación y todo el trauma que conlleva para los familiares y personas cercanas víctimas de familiares que se ha suicidado o bien lo han intentado alguna vez.