En la mayoría de los casos se ha demostrado que el mero hecho de acudir a un Psicólogo genera cambios positivos en la vida de las personas. El hecho de que esos cambios se mantengan y se consoliden va a depender de los años de evolución del problema que se trate, del nivel de implicación que la persona tenga en la terapia, de los conocimientos técnicos del profesional y del vínculo terapéutico que se desarrolle.

Es cierto que hay algunos casos en los que no hay una mejoría significativa, por lo que se tendrá que valorar el cambio de terapeuta y/o enfoque de la terapia, así como atender a las variables personales y del entorno del propio paciente que puedan estar manteniendo su rol de enfermo y su resistencia al cambio.

Asimismo no podemos olvidar que hay algunos trastornos psicológicos/psiquiátricos que son crónicos y que por su naturaleza podemos esperar una mejora de los síntomas y de la calidad de vida del paciente y de su entorno, pero no la desaparición total del problema.